La inagotable fuerza creadora de Andalucía


En su prólogo, de Museo de Pintores y Escultores Cuenca Benet trata de resaltar la inagotable fuerza creadora de Andalucía plasmada en más de 500 pintores y escultores, para presentar a nuestra comunidad ante América como la tierra de las artes y no de emigrantes incultos y desarrapados. Reproducimos a continuación el prólogo como manera de plasmar la opinión de Cuenca Benet ante Andalucía: “Realmente este libro no necesita explicación previa. Ahondando en la opinión de Cervantes debía concretarme a decir que “como esta escritura no mira a más que a deshacer el error que en el mundo y en el vulgo existe”, de la mentalidad andaluza, bastaría para mi empeño la exposición fiel, sencilla y llana, de la labor que ha realizado y sigue exceptuando esa nutrida hueste de pintores y escultores andaluces contemporáneos que con su genio creador colocan a Andalucía en la cumbre del arte. Pláceme, sin embargo, hacer algunas observaciones como preámbulo de lo que leerás después, si tu curiosidad te lleva a ojear este libro.
Cuando publiqué el primer tomo de mi Biblioteca de Divulgación de la Cultura Bética, la impresión que produjo en gran parte del público americano y aún en multitud de españoles dispersos por el Nuevo Mundo, fue de asombro. Ignoraban la potencialidad intelectual andaluza; desconocían su maravillosa fuerza creadora. Y pude comprobar que muchos hombres doctos versados en literatura y amantes de las buenas letras, habían leído obras de ingenios andaluces sin saber que sus autores eran hijos de esa tierra de ensueño y maravilla. Algunos me confesaron ingenuamente su ignorancia; pero no faltó quien me porfiara ¡ Que el padre Coloma era vizcaíno y castellano viejo don Juan Valera!

Estos detalles vinieron a justificar mi labor y a animarme en su prosecución. Robustecí mi creencia de que era preciso, absolutamente necesario, colocar a Andalucía ante la visión americana, en el lugar que le corresponde dentro de la cultura general española y deduje la conclusión de que si de cada región hispana se hiciera lo propio, el conjunto de esa magna obra sería para España y para los españoles de una importancia trascendental.
Sello editorial de Francisco Cuenca.

Sello editorial de Francisco Cuenca.

Consecuente, pues, con mi propósito, te ofrezco, querido lector, en este libro los apuntes biográficos y artísticos, que me han sido dado recoger, de los pintores y escultores andaluces contemporáneos. Siguiendo el mismo método que empleé al tratar de los literatos, poetas y novelistas, los presento por orden alfabético de apellidos con la indicación de sus obras más notables y el juicio crítico que los versados en cuestiones de arte les ha merecido su labor.

Para lograr esta finalidad he consultado cuantas obras, enciclopedias, revistas, catálogos y publicaciones han estado a mi alcance. Desde la “Galería Biográfica de Artistas Españoles del siglo XIX” del eminente escritor Manuel Ossorio y Bernard (fuente copiosísima de datos) hasta las recopilaciones anuales de José Francés, crítico notable por la serenidad de sus juicios, todo lo que podía proporcionarme alguna referencia que ha pasado ante mi vista. Pedí a mis amigos de Andalucía y Madrid las informaciones referentes a los artistas del día, desconocidas en absoluto, y con esta documentación emprendí la obra comprendiendo, no obstante, que ha de adolecer de deficiencias y omisiones sensibles, ajenas por completo a mi voluntad.

La formación de biografías (dice Ossorio y Bernard en el prólogo de su admirable libro) no suele verse compensada con el público aplauso, más predispuesto a celebrar los triunfos del vate que los desvelos y el incesante afán del biógrafo. Acrece la dificultad y disminuye el lauro cuando las biografías son indistintamente de eminencias y medianías, pues no siempre las primeras se juzgaron tales por sus coetáneos ni los segundos tuvieron la dicha de que su nombre quedase impreso, ya que no en el recuerdo de la posteridad, en las columnas del periódico o en las páginas del libro. Sucede, con afecto, que el hombre más eminente es acaso oscurecido en su tránsito por la tierra y alcanza, para baldón del mundo, como gráficamente dijo Lope de Vega: “Hambre en la vida y mármol en la muerte”.

En este caso, las pesquisas de su historiador son difíciles en sumo grado, pues buscando al autor de un Quijote en los dorados palacios a que su mérito le llama, tal vez lo encuentre cautivo, alcabalero o muriendo miserable en humilde buhardilla.

Cito este bello párrafo de Ossorio para demostrar que mi modesta labor, por tales circunstancias, no puede ser perfecta, sobre todo si se tiene en cuenta que se hizo en Cuba, a enorme distancia de las fuentes de origen y privado, por consiguiente, del caudal de sus pródigos manantiales.

De cualquier modo, la sola enunciación de los quinientos pintores y escultores que figuran en mi libro, sería bastante para poner de relieve la parte principalísima, tal vez esencial, que en la cultura artística española contemporánea corresponde a los andaluces.

Y al reproducir algunas de sus obras más notables y el retrato de muchos de ellos, no hago más que rendir un modesto tributo de admiración a quienes dan fe de la inagotable fuerza creadora de Andalucía que siempre ha iluminado al mundo con la gloria de sus hijos y que en estos tiempos prosaicos y turbulentos confirma y continúa su tradición presentando tan brillante conjunto de artistas esclarecidos”.



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