Sociedad Cooperativa Azucarera de Adra




El resurgir de los años 50 con la autarquía y la ampliación de las instalaciones a mediados de los 60


En los años 50 destacará la empresa por su dimensión dentro del panorama de la actividad del sector secundario almeriense y en concreto dentro de la industria alimentaria, con una producción de 4.000 toneladas de azúcar además de 125.000 litros de alcohol. La capacidad de procesado de primeras materias era aproximadamente de 25.000 toneladas de caña y 12.000 de remolacha; la producción de azúcar de aproximadamente 3.300 toneladas.

A finales de 1953 la Azucarera firma un convenio con la empresa EPASA (Explotaciones y Parcelaciones S.A.). EPASA deslinda las fincas propiedad de la Azucarera y gestiona la venta de las tierras que no interesaban. A partir de este momento la empresa se descapitalizó al vender parte de sus activos para obtener liquidez.

En 1957 se forma una sola finca por agrupación de todas las que la Azucarera tenía, formando una unidad de explotación agroindustrial.

A principios de los 60 se firma un convenio entre la sociedad y la Hermandad de Labradores para molturar un mínimo anual de 10.000 toneladas. La Azucarera pagaba 50 ptas/tm a los labradores en concepto de ayuda a los gastos de corte, monda y acarreo.

En 1963 se ensayan dos nuevas variedades de zoca cuyo empleo supuso un aumento de la producción del doble al triple por unidad de cultivo. Asimismo la industria abderitana trabaja con excedentes de producción que no podían absorber las fábricas de Granada y Málaga.

En 1964 el empresario Joaquín Vázquez Vázquez adquiere la propiedad y la empresa de nuevo volvió a ampliar capital a diez millones de pesetas. Pero la actividad entraba en un ciclo de decadencia, y no se pudo hacer mucho más. La competencia de las producciones tempranas de superior beneficio para los cultivadores, implicó el progresivo desplazamiento de la producción de caña de la vega abderitana.
Monolito homenaje a la caña de azúcar.

Monolito homenaje a la caña de azúcar.

En la mente de Joaquín Vázquez, un empresario innovador y pionero en muchos sectores, surgió la posibilidad de reflotar la fábrica azucarera de Adra, que se encontraba realizando una actividad muy baja, trabajando unas campañas cortas dado la escasez de materia prima (caña de azúcar), disponiendo además de unas instalaciones arcaicas e ineficaces.

La popularidad de la fábrica azucarera abderitana y del cultivo de la caña de azúcar traspasa fronteras. En septiembre de 1965, con ocasión del primer centenario de la elección de San Nicolás de Tolentino como patrón, se produce un homenaje a la caña de azúcar y a la república del Paraguay el 6 de septiembre y se descubre un monolito conmemorativo en presencia del embajador de Paraguay en España, Fabio de Silva.

Pero eran malos tiempos para el sector azucarero de caña, existente además de en Adra en toda la costa malagueña y granadina. La mayoría de las factorías estaban en fase de cierre empresarial.



La fábrica que empleaba en el año 1968 a 350 personas, cifraba su producción en 1.384 toneladas de azúcares, 378.412 litros de alcoholes y 529 toneladas de pulpa de remolacha seca, lo que en conjunto representaba un valor aproximado de 17 millones de pesetas.

Las expectativas de incrementar la producción, no sólo no alcanzó el volumen de producción previsto, sino que se redujo. En 1969 cesa la producción de azúcar de remolacha, por lo antieconómico de su transporte y se aprueba la venta del secadero de pulpa y demás elementos.
El derribo parcial de las instalaciones se inició en la década de los 80.

El derribo parcial de las instalaciones se inició en la década de los 80.

La razón de esta crisis era doble, por un lado las tierras susceptibles para el cultivo de caña empezaban a ser empleadas para la producción de hortalizas, muchos más rentables, especialmente dada la atomización de la propiedad de la tierra, pequeños huertos familiares ideales para su dedicación a hortalizas y no a cultivos extensivos como la caña de azúcar.

Por otro lado el azúcar procedente de la caña, que aportaba escaso porcentaje al consumo nacional, no podía competir con las grandes fábricas que obtenían el producto procedente de la remolacha, su enorme dimensión, la abundancia de materia prima, mayor riqueza en azúcar por unidad de peso etc.., las hacía producir bastante mas barato.

En las tres últimas campañas la producción se reduce mucho. En 1969-70 180 Tm de remolacha y 150 Tm de caña. En la 70-71 46 Tm de remolacha y 72 Tm de caña. En la 71-72, 46 Tm de remolacha y 32,5 Tm de caña.
Niños comiendo caña de azúcar o cañadú en la vega de Adra.

Niños comiendo caña de azúcar o cañadú en la vega de Adra

La explotación de la fábrica fue ofrecida al personal de la misma, pero el problema no parece tuviera solución ya que el cultivo de la caña en la Vega de Adra, ante la competencia de otros productos de mayor rendimiento económico, continuó reduciéndose hasta desaparecer.

La fábrica cierra definitivamente en 1972, cuando sólo había una cosecha de 5.000 Tm , la mitad del mínimo considerado rentable. Su maquinaria se traslada a la provincia de Badajoz. Se cerraba así la andadura de una gran empresa con más de 60 años de actividad continuada, en la que varias familias empresariales tomaron el testigo. Más allá de las pretensiones empresariales o sectoriales esta industria alimentaria se convirtió en los tiempos revueltos de la primera mitad del siglo XX en el sustento de muchas economías familiares locales al tiempo que en alimento estratégico tanto en la crisis económica de los años 30, la Guerra Civil y la Posguerra.


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