Manuel Heredia Livermore


Manuel Heredia Livermore, el primogénito de Manuel Agustín Heredia nace en Málaga el 5 de septiembre de 1817. Educado al igual que su hermano Tomás para continuar la saga empresarial de su padre, tuvo una esperada educación en Inglaterra y Francia.

De carácter depresivo, estuvo muy apoyado por el ambiente familiar, siendo su madre una persona muy influyente en su vida. Creador de la empresa “Hijos de Heredia” por la influencia de su madre, Isabel Livermore, casó en un doble enlace matrimonial junto con su hermano Tomás con Trinidad y Julia Grund Cerero, hijas de Federico Grund, el 2 de enero de 1848, cuando ya había muerto el patriarca familiar.

Manuel Heredia tenía 31 años en el momento de su boda y Trinidad tenía 27. Los novios emprendieron un viaje por toda Europa acompañados de sus respectivos hermanos y a la vez cuñados, Tomás y Julia. Durante el viaje Trinidad quedó embarazada y decidieron regresar a Málaga. Durante este regreso, en la ciudad de Cartagena nació su primer hijo, Manuel Heredia Grund. Al poco tiempo murió Isabel Livermore, que sentía un gran cariño por su nuera Trinidad Grund. Al otorgar Isabel Livermore testamento, le concedió a Trinidad tantas acciones de la sociedad familiar “Industria Malagueña”, como a sus propios hijos.

A comienzos del año 1852, un año complicado para los fundidores de plomo, Manuel cae en una de sus depresiones. Su hermano Tomás organiza una cacería, actividad a la que Manuel era muy aficionado. La cacería se desarrolló en Motril a la vuelta de un viaje de inspección de sus propiedades en Adra.

Manuel estaba acompañado en su viaje desde Adra por sus hermanos Tomás y Enrique, por su socio Matías Huelin y por el representante de “Hijos de Heredia” en Adra, el motrileño José de Burgos.

Fue en la vivienda de José de Burgos en Motril, donde Manuel Heredia decidió acabar con su vida disparándose un tiro, cuando se había retirado a descansar. José de Burgos había acompañado meses antes de este suceso a Manuel Heredia en un viaje por Inglaterra, Escocia, Francia y Bélgica con fines empresariales. En este viaje había adquirido en Inglaterra varias máquinas para mejorar la fabricación de hierros, cobre y latones y algunos artículos de plomo.

La familia Heredia decidió celebrar un entierro en Motril, tratando de acallar los rumores sobre el suicidio. De hecho la prensa de la época como el Ancora de 21 de febrero de 1852 elaboró el relato del suceso como un accidente fortuito cuando Manuel Heredia estaba cargando las pistolas antes de emprender el camino hacia Almuñecar. En otros periódicos su muerte se relató en los siguientes términos: “Parece que dejó al caballo sueltas las bridas en un sitio peligroso y que el animal tropezó y cayó, arrojando de la silla al jinete, que fue lanzado a un horrible precipicio muriendo en el acto”. Aquel sábado 31 de enero en que decidió acabar con su vida, tenía 35 años.

La ocultación de la verdad de su muerte es comprensible ya que en aquella época los suicidas estaban muy mal vistos y no solían celebrarse ceremonias religiosas ni funerales en su honra. Manuel era además un hombre muy religioso, lo que hubiese supuesto un gran escándalo público.

Tras el funeral celebrado en Motril, sus hermanos llevaron su cadáver embalsamado a Málaga por mar desde motril en un ataud de plomo, a bordo de un barco de la flota de “Hijos de Heredia”. El falucho “Angelita”, remolcado por el vapor “Martín” condujo el féretro hasta Málaga y allí se produjeron las honras fúnebres y su entierro el 4 de febrero de 1852.

La desaparición del mayor de los hijos de Heredia supuso un serio revés para los negocios familiares. Pero las desgracias no pararon. Su mujer, Trinidad Grund estaba embarazada de su segundo hijo, cuando Manuel murió, naciendo al poco tiempo una niña a la que pusieron por nombre Manuela. A los seis meses dela desaparición de Manuel Heredia Livermore, fallecía con tres años y medio de edad su hijo Manuel Heredia Grund, víctima de una enfermedad parecida a la difteria.

Tras la muerte de ambos, Trinidad Grund abandonó las reuniones sociales y dedicó todo su esfuerzo en realizar obras de caridad. Dentro de esta dedicación asistencial Trinidad Grund fundó el asilo de mendicidad “San Manuel” y formó parte de las instituciones benéficas más importantes de la ciudad.


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