Angel Ortíz de Villajos Cano,
padre del charleston y de la cancion Andaluza
Nace en Adra (Almería) un 29 de enero de 1898, en la Plaza Vieja, que a partir del año 1930 pasó a llamarse Plaza Ortíz de Villajos en honor al músico y maestro compositor de casi 2000 piezas musicales.
Retrato del maestro Ortíz de Villajos y foto con su inseparable violín. |
El conjunto de su obra musical se acercó a las 2.000 composiciones, con partituras inéditas aún hoy, que se perdieron tras el bombardeo de su casa en Madrid en noviembre del 36, en plena Guerra Civil.
Su obra conocida está compuesta por 1.346 composiciones conocidas que se dividen en 50 géneros musicales diferentes, incluidos 68 bailes.
Desde la fecha de su primera obra musical, en 1922, hasta el fin de su vida artística (1947), Angel Ortíz compuso una media anual de 50 obras.
El maestro con cinco años y en una fotografía de adolescente. A la derecha, Doña Matilde Cano, su madre, que ejerció una influencia decisiva en la vocación y formación musical de Angel. |
Su vida es una mezcla de tradición e innovación. Esta doble personalidad perfectamente conectadas, que admira tanto lo pasado como los tiempos modernos lo traslada a su vocación artística.
Fue un niño precoz. A los 7 años dio su primer recital de violín. Hijo único. Estuvo muy unido a sus padres: Angel Ortíz de Villajos López (concejal del partido liberal, juez suplente y empresario) y Matilde Cano Rodriguez, ambos nacidos en Adra.
Angel estaba destinado a ser ingeniero de caminos, pero la vocación musical y el influjo que hizo su madre hacia el arte del pentagrama.
Genial compositor de talento innato y personalidad extrovertida que realizó estudios superiores de música especializándose de la composición y en el dominio del violín y el piano como principales instrumentos.
Su vida transcurre entre Adra y Madrid. En Adra entró en contacto con la canción andaluza. En Madrid entra en contacto con los aires de modernidad (varietés, revista musical, cuplé), como con los elementos técnicos que cambian la vida de los españoles en los primeros 30 años del siglo (el coche, la radio, el cine, el gramófono).
Angel Ortíz tocando el violín con un grupo de amigos en Adra |
El maestro Ortíz de Villajos en una instantánea de 1934, en el cénit de su carrera. |
Con la ayuda de un médico abderitano que viajó frecuentemente a América, Federico Utrera Cuenca, conoció en 1925 el nuevo ritmo afroamericano del Charleston y lo introdujo en España con casi una treintena de títulos de los que sobresalen "Madre, cómprame un negro" y "Al Uruguay".
Colección de portadas de partituras de Ortíz de Villajos. |
Dentro de la Canción Andaluza, sus obras de mayores éxitos son "Cuna Cañí", "El Niño de las Monjas", "Canta Guitarra", "La Luna Enamorá” ,"Hechizo Andaluz” y “Leyenda Mora”. Otras canciones que han pasado a la posteridad son “Mamá María” y “Yo me quiero casar”. Ortíz de Villajos vivió un tiempo apasionante en el que España recibe la definitiva influencia de las innovaciones científicas, sociales, políticas y culturales de Europa y Estados Unidos.
Hombre de trato fácil, amable y extrovertido, gustó de interpretar en directo su música al violín o al piano. Quizá su interpretación más queridas fue la realizada en 1934 en el Teatro Coliseum de Madrid. El maestro al piano y su hija Carmen, con siete años de edad, interpretando la canción compuesta por él propio Angel Ortíz, "Amores Lagarteranos". Esta actuación le llevó a ganar el premio de honor del Concurso de Canción Regional.
Ortíz de Villajos se hizo famoso e hizo famosos y famosas a muchas estrellas de la canción. Nombres como Pastora Imperio, Manolita Tejedor, Pepita Llaser, Vicentita Jofre, Reyes Castizo (La Yankee), Josephine Baker, Celia Gámez, el humorista "Sepepe", Angel Sampedro Montero "Angelillo", Angelita Bretón fueron una larga lista de musas y cantantes que interpretaron sus canciones en los años 20 y 30.
A partir de 1941 y hasta 1947 Angel Ortíz, ya enfermo, abrió una academia de canto en la madrileña calle Chinchilla nº2, por la que pasaron futuras figuraas de la canción y el cine como Pepe Blanco, Lilian de Celis, Antoñita Moreno y una jovencísima Lola Flores que tenía entonces el nombre artístico de "Lolita la Jerezana, que en 1942 canta una nueva versión de "Cuna Cañí".
Imágenes de la última etapa de su vida en Guadarrama,
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Angel Ortíz compuso tambien esa clase de canciones que se convierten en himnos. Una de ellas fue la canción "El Niño de las Monjas" compuesta para ser la música de una película. La película del mismo nombre fue producida y dirigida por José Busch y se estrenó en 1935. Pero la música no quedó en la película. Una de las mejores interpretaciones la realizó La Niña de la Puebla. La canción saltó el charco y se convirtió en una especie de himno nacional argentino.
Algo parecido le ocurrió con el pasodoble "Canta Guitarra", estrenado en 1930, que se convirtió en una de las canciones preferidas por los soldados en la Guerra Civil.
Este singular abderitano universal tiene en su personalidad extrovertida la clave para mezclar tradición e innovación, canción andaluza y charlestón, Adra y Madrid.
Tras un homenaje efectuado en Adra en diciembre de 1990, con la ubicación en la plaza que lleva su nombre de un busto que identifica al maestro que presidieron sus tres hijos, su hijo Angel descubrió en 1991 una obra inédita de su padre titulada "Adra, mi tierra". Sus restos mortales fueron trasladados del cementerio de Guadarrama al de Adra en enero de 1998, a los cien años de su nacimiento, donde descansa en el panteón de ciudadanos/as ilustres.
La letra que acompaña a sus canciones más famosas: