Abdera Romana


La República Romana trata a Abdera como una “Civitas Stipendiaria”, con la obligación de pagar un “stipendium” o tributo personal y “Tributum” o tributo territorial por haber sido ciudad aliada de Cartago.

Lejos de provocar una crisis, Roma tolera que Abdera siga empleando la lengua y la escritura fenicia y púnica y otorga la autorización de acuñar moneda. En los dos últimos siglos antes de Cristo Abdera emite las dos primeras series de acuñaciones de moneda en las que se respeta el patrón cartaginés.
El Templo de Abdera.
Durante esta época Roma no interviene directamente en los asuntos económicos de los territorios, cosa que no aparecerá hasta el Imperio de Augusto. Esa tolerancia a cambio de rentabilidad económica y pago de tributos explica que la cultura fenicia siga viva durante la época romana y que las monedas emitidas sean cultural y económicamente de patrón púnico aunque bajo el dominio de Roma.

En el siglo I d. C. Abdera es un municipio latino, integrado en una nueva provincia: la Bética. Sus ciudadanos ya no tendrán que pagar tributos de guerra o conquista y sus habitantes que antes tenían la condición de “peregrini” (de donde viene el sustantivo peregrino) son ahora con todo derecho ciudadanos del Imperio.

Coincidiendo con esta nueva situación aparece en este siglo la tercera y última emisión de monedas conocidas en tres etapas distintas en las que el nombre latino de ABDERA aparece dentro del templo y se elimina cualquier signo de escritura fenicia ó púnica. La ciudad dedica al anverso de estas monedas (ases romanos) a la efigie de Tiberio. A su muerte Calígula prohibirá que las ciudades romanas emitan moneda, poder que sólo tendrá la metrópoli, cosa que hará efectiva el emperador Claudio, en el caso de la Ceca de Abdera.
La ciudad en época Flavia vive durante los siglos I a III de nuestra era el mayor periodo de estabilidad y prosperidad, situándose entorno a los años 175 al 225 d. C., según revelan las ingentes cantidades de objetos cerámicos, sobre todo ánforas que pueden dar una idea de las importantes transacciones comerciales marítimas que debieron realizarse desde el puerto de Abdera en el Mediterraneo Occidental.





Vasijas romanas utilizadas en el comercio marítimo.

Vasijas romanas utilizadas en el comercio marítimo.

Los hallazgos arqueológicos inmediatamente anteriores al siglo I situan justo delante de la fachada de la ermita, en la linea costera antigua, una factoría de salazón de pescado. Se han identificado dos lineas de balsas, una justo delante de la fachada principal de la ermita, por donde discurre un camino que nos conduce al lado Sureste del Cerro, compuesta por unas cinco pilas de salazón en hilera y otra bajo la propia ermita, con otras cuatro balsas.
Factoría de salazones hallada junto a la ermita de San Sebastián en 1971.

Factoría de salazones hallada junto a la ermita de San Sebastián en 1971.

Junto a ellas , restos de arpones y anzuelos empleados en la captura del atún y demás especies marinas con las que se obtenía el apreciado “Garum”, que se convirtió en objeto de deseo de la alta sociedad romana para sus banquetes.

Estas balsas de salazones serán prueba de la principal fuente de recursos económicos para Abdera que además se desarrolla de manera ininterrumpida durante los primeros cuatro siglos del milenio.

Junto a ésta, se genera una importante industria de obtención de sal, indispensable para las industrias de salazones de pescado.

Abdera sigue en el Cerro de Montecristo, pero su influencia se amplía a otros territorios cercanos. Los Romanos desarrollan una agricultura de abastecimiento, nada que ver con la de subsistencia. La mayoría de estos asentamientos rurales romanos La Curibaila, La Parra, Cerro Azano, El Toríl son el germen de los cortijos y cortijadas que perviven en la actualidad.

Dichos asentamientos eran pequeñas y medianas propiedades, donde estuvo implantado un modo de producción esclavista.

Durante esta época continua la explotación industrial de los yacimientos de hierro y plomo y su salida por el puerto abderitano. Se intensifican los contactos comerciales con todo el Mediterraneo, prueba de ello es la dispersión de las monedas de Abdera aparecidas en Ampurias (Gerona), Ibiza y la aparición en Abdera de monedas de Cesaraugusta (Zaragoza) o Carthago Nova (Cartagena). Las monedas de Tiberio nos revelan un importante culto religioso al emperador, en una época en que el Cristianismo es perseguido con la muerte.

En los dos primeros siglos de nuestra era abundan las inscripciones funerarias y dentro de ellas se observa la existencia ya en esa época de una importante colonia judía, llegada a Abdera al calor de la bonanza comercial y de la diáspora provocada entre los judíos por la conquista de Palestina por Roma.


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